Como espacio-arte, la galería de arte contemporánea es un lugar especializado,
un cubo blanco -una invención del modernismo-
destinada a ofrecerse como espacio
neutro. Este carácter aislante y cerrado hace de estos espacios, y de
otros similares museísticos, no
lugares en
estado puro. Este es un tipo de espacio que ha ido, poco a poco, perdiendo
interés desde el fin del modernismo[1]. Aún así, si visualizamos los espacios de arte que conocemos
veremos que la mayoría responden a esta tipología de espacio neutro. Otra cosa
es que su arquitectura –con firma- intente convertir el lugar en monumento, o
que con
el uso y
debido a las redes de relación y comunicación que convoque, se conviertan –con el tiempo- en lugares: como dejó dicho Augé[2]: lo
relacional da cuerpo al lugar. Podemos recordar casos paradigmáticos
como el Centro
Beaubourg proyecto
firmado por Renzo
Piano y Richard
Rogers comúnmente
llamado Centro Pompidou: un espacio de arte
que les pareció a los parisinos como caído del espacio exterior. El Pompidou se construyo por mandato del presidente francés del mismo
nombre, derribando
antes -para hacer espacio- un lugar de libro, el Mercado de Les Halles.
El cubo blanco es el espacio que se vió ideal para la obra
informalista, e ideal también para la obra formalista. En su época de mayor
apogeo sirvió
para presentar –precisamente- los nonsite de Robert Smithson, el minimal art, y
todo lo que siguió incluido el conceptual que no hace ascos a ningún espacio. O el arte activista que se encuentra bien en cualquier sitio.[3]
Después con la aparición -emergente- del video los espacios se visten de negro: el white cube se reemplaza por la black box, cubo blanco por cubo
negro.
Vu général d'une exposition au Palais de Tokyo.Foto: Roi Boshi
Una modalidad de espacio centra
el interés, especialmente para el arte
emergente, tipo Palais de Tokyo / Site de création contemporaine. Los temas
tratados en este espacio son (neo)conceptuales, y se
exploran mediante la fotografía, diversos
medios artísticos, los medios de comunicación, o el ensayo: todo con un carácter de
arte experimental (con un toque francés, osea chic).
Y lo que más nos interesa ahora, el espacio, en esta otra variedad de lugar...o no lugar: las paredes son de hormigón visto, un ambiente como en construcción, donde
una caravana puede hacer de taquilla, muy informal. Esta será otra evolución del cubo
blanco...menos blanco, con toques de ruina industrial al estilo no lugar, o manchado de su entorno, que se podría llamar,
como el cemento sin enfoscar: el
cubo gris.
[1] Para Danto con Warhol y su
Caja de Brillo. Danto, A.C. Después del fin del arte. El arte contemporáneo
y el linde de la historia. Barcelona: Ediciones Paidos Iberica, 2003, p.
137.
[2]Marc Augé. Los no lugar. Espacios del anonimato. Barcelona: Editorial Gedisa, 2000.
[3]Irónicamente quizás sean las obras que hacen una crítica
institucional las que actualmente mantienen vivo al museo de arte contemporáneo
en cuanto espacio para un arte diferente al de la arquitectura del propio
edificio. Peter Osborne. «Los
no lugares y los espacios del arte», El
arte más allá de la estética. Ensayos filosóficos sobre arte contemporáneo.
Murcia: Cendeac, 2010, p.169.
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