Hace años aún pensaba que mi trabajo, junto al de otros que tanto admiro, podía estar incluido en lo que se podía considerar “visión contemporánea del paisaje”. Pero la realidad de lo que debe ser visible es tozuda: hay inercias que deciden qué obras merecen esa categoría. Incluso ya me siento más relajado sabiéndome artista demodé.
Comentando estas cuestiones con otros artistas del –dicho con media sonrisa- Salón de los Refusés hemos coincidido en que parece ser que estamos como en otra onda, más interesados por un arte sin pretextos.
Mendia Echeverria.Cartographie Éphémère
El que el articulista, poeta y crítico de arte, Enrique Andrés Ruiz, nos tenga en consideración -a los refusés paisajistas- en la página que dedica en Babelia (Paisaje de lugares comunes,10.02.2024) a la Exposición de CaixaForum, Horizonte y límite.Visiones del paisaje es de agradecer.
En principio, está el sentirse en tan buena compañía, con Irene Sánchez Moreno, Mendia Echeverría, Miguel Ángel Blanco y Miguel Galano. Pero, sobre todo, por la claridad de lo que expone desde su profundo conocimiento del arte del paisaje, partiendo de esta muestra “que se ciñe a la convención tecnoconceptuosa” tan prototípica de aquello que en arte contemporáneo goza de excelente visibilidad.
Pensando en ese arte que toca nuestro limo interior, me da la sensación de que este podría ser algo así como un arte no-dual, respecto al mundo. Pues hay otro arte que toma este -desde la distancia- como objeto de estudio y justificación del sentido de su hacer: ¿es necesario justificarlo todo?
Uno se sumerge en el mundo -quedando el ego en el limes, en la orilla- para diluirse en la extensión. El otro se queda flotando, observando cómodamente, gozando de lo anecdótico, lo ocurrente, lo justificativo, lo limitado.
Uno aspira a un no-decir, el otro impone su relato.
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