12.08.2018 - a las 20:57h.
Desde el pueblo parte un camino paralelo al Arroyo de los Navares. Es una delicia pasear por allí en cualquier momento del año, pero especialmente ahora, en el verano. Vamos cubiertos por este denso bosque de ribera y acompañados por el canto de diferentes especies de pájaros. Algunas veces coincidirán en cantar tantos que será difícil identificarlos.
Hay ramales del camino que se hunden en la espesura, y hasta este pequeño arroyo tiene sus afluentes: manantiales que nacen en las paredes calizas de este pequeño valle. Y dependiendo de su procedencia, así son sus colores. Y los aromas se multiplican como los diferentes cantos. Y el tiempo, en este rincón de placeres sencillos, discurre como ese canto leve de las fuentes. Y la respiración inunda nuestro interior. Y al tiempo algo se escapa de nuestro ser: acaso sea el alma. Y va para extenderse, como una sombra más entre esas sombras palpitantes de brillos, en los arroyos.
Hay ramales del camino que se hunden en la espesura, y hasta este pequeño arroyo tiene sus afluentes: manantiales que nacen en las paredes calizas de este pequeño valle. Y dependiendo de su procedencia, así son sus colores. Y los aromas se multiplican como los diferentes cantos. Y el tiempo, en este rincón de placeres sencillos, discurre como ese canto leve de las fuentes. Y la respiración inunda nuestro interior. Y al tiempo algo se escapa de nuestro ser: acaso sea el alma. Y va para extenderse, como una sombra más entre esas sombras palpitantes de brillos, en los arroyos.
Cuaderno Parvus Mundus
Arroyo de Navares, Navares de las Cuevas, Segovia
Cieno, musgo, achicoria, manzanilla sobre papel
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