Poemas de Cirlot para su centenario y El señor de la guerra

















¿Qué fuimos...qué pudimos ser? "Donde nada lo nunca ni" ¿Nos cruzamos, nos vimos, sin tocarnos?...junto a la ribera de un río, hace 1000 años.


 Nunca he tocado nada de lo que
tú eres.

Estás como una idea en un instante
puro.

Clara en tu firmamento de firmeza
blanca.

Desnuda Bronwyn, llámame, ya voy;
caigo.*




Juan Eduardo Cirlot nació en Barcelona el 9 de abril de 1916. Y desde el día en el que se fundió con el aire, el 11 de mayo de 1973, permanece ya eterno. Y continúa como una voz que surge desde la sombra, en lo más profundo está emboscado.


Dentro del corazón está la muerte

como una runa blanca de ceniza.

Acércate por el campo blanco o por el verde campo o por el

campo negro, pero ven.

Detente ante la tumba

donde los dos estamos.*





Con Cirlot comparto muchas devociones, también el deslumbramiento ante El señor de la guerra de Franklin J. Schaffner.  

Los elementos son los justos: una torre en la frontera de todo, en el confín del mundo conocido.



Las ruinas de las runas en la roca
hablan de que yo estuve en este mundo,
donde el mar y la tierra de las nieblas
se funden y confunden.

La vida era una ausencia inagotable,
un laberinto de serpientes grises,
un pantano de rosas tenebrosas.*


 




La torre acosada por los “bárbaros” frisones, en la frontera entre un mundo de creencias antiguo,ya crepuscular, y un mundo nuevo que no tiene por qué ser mejor o peor. En esa frontera la soledad del caballero, el amor y la guerra. 

 










Cirlot vió El señor de la guerra en 1966 y, como el caballero normando Chrysagon, el personaje protagonizado por Charlton Heston, quedó rendida su torre solitaria ante la aparición de Bronwyn, Rosemary Forsyth. Y desde ese año dedicará todos sus poemas a esa aparición de la dama emergiendo entre flores de las aguas del lago: dieciseis libros de poemas entre 1967 y 1971 con el título de Bronwyn.



A la que renace de las aguas



                        Las huellas de tus dedos

                        no se ven en las torres.



Pero yo leo sin descanso, en la soledad de la ermita junto

     al mar

los antiguos signos en donde tú estuviste hacia el año mil,

por los bosques, los pantanos, las ramas y las hojas, la arcilla

     pisada.*



 

Selección de poemas de Cirlot

*Todos los poemas son de Juan Eduardo Cirlot, de "Bronwyn", Barcelona, Ediciones Siruela. 2001

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