"The curator" Jesús Max_Stanislaw Lem_Merleau-Ponty_Schopenhauer


THE CURATOR
Jesús Max, 2016
Oil on canvas
24" x 48"


“Puedo ver un objeto en cuanto que los objetos forman un sistema o un mundo en que cada uno de ellos dispone a los otros en torno suyo, como espectadores de sus aspectos escondidos y garantía de su permanencia.” 

“...todo objeto es el espejo de todos los demás.”

 Maurice Merleau-Ponty [1]


Magnífico "vanitas" con la deriva melancólica barroca precisa. Un homenaje a la juventud y la vida, pues parece instrumental de un juego de medicina: un efectivo bucle y -a la vez- combinación de significados. Jesús Max está renovando el género: ya no hay laudes y partituras sólo unos auriculares. La música, arte por excelencia, en su mayor plenitud, emblema de todas las artes... representada por un aparato "reproductor". Dice Schopenhauer de la música como arte:

"en ella no encontramos la imitación o reproducción de una Idea de la esencia del mundo."
(...)
"Sin embargo, la semejanza entre la música y el mundo, el aspecto bajo el cual la música puede ser una imitación o reproducción del mundo, es algo profundamente oculto. En todos los tiempos se ha cultivado la música  sin adquirir conciencia clara de esta relación; contentándose con comprenderla inmediatamente y renunciando a concebir en abstracto la raíz de esta comprensión inmediata."
 (...)
"Este fenómeno presenta analogía con lo que sucede en la naturaleza, donde todos los cuerpos y todos los organismos deben considerarse como nacidos por un desarrollo gradual de la masa planetaria, que es a la vez su cimiento y su origen y esta misma relación la encontramos en el bajo fundamental y las notas agudas. Existe un límite de gravedad por bajo del cual no hay sonido alguno perceptible, lo cual guarda correspondencia con el hecho de que la materia no puede ser percibida sin la forma y la cualidad; es decir, sin la exteriorización de una fuerza incognoscible, en la cual se expresa una idea; o, en general, que no hay materia sin voluntad. Por consiguiente, así como en el sonido es imprescindible una cierta altura, así lo es en la materia un cierto grado de manifestación de la voluntad."[2]

Y como en otras ocasiones -en los cuadros de Max- esas formas fantásticas precisamente -pintadas con el primor de lo que no existe- subrayan que todo ese efecto de profundidad sólo es un juego de colores distribuidos en un plano: una trampa que los sentidos disfrutan...vanitas. Esas formas "fantásticas" en la "superficie de la imagen que me recuerdan tanto a Schopenhauer como a "las simetriadas" del "Solaris" de Stanislaw Lem; unas formas que nacen "sin justificación" del planeta, dificiles de asociar a organismos conocidos, y que majestuosamente se elevan varios kilómetros para después -"sin justificación"- descomponerse...al igual que las réplicas gigantes de cosas terrestres, reconocibles que el planeta "sin sentido aparente" reproduce. 

Dice Schopenhauer: "nacidos por un desarrollo gradual de la masa planetaria, que es a la vez su cimiento y su origen."
Dice Sartorius en Solaris: -Me gustaría abordar el problema de la motivación. ¿Qué es lo que motivó la aparición de las criaturas F? No son personas, ni tampoco réplicas de determinadas personas, sino una proyección materializada de lo que contiene nuestro cerebro, en relación con una persona en concreto.[3]

En este juego de espejos, brillos y sombras quedo enredado y fascinado...pues no es otro el fin del arte de la pintura..."porque mirar el objeto es hundirse en él"[4]


[1] Merleau-Ponty, Maurice. Fenomenología de la percepción. Trad. Emilio Uranga. México: FCE, 1957.
[2] Schopenhauer, Arthur. El Mundo como Voluntad y Representación. Trad. Eduardo Ovejero y Mauri. México: Porrúa, 1983.
[3] Lem, Stanislaw. Solaris. Publicada por 1ª vez en Varsovia (Polonia) en 1961. 

[4]Merleau-Ponty, op. cit.





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