La poética del espacio



Las ondas y los silencios tienen delicadas correspondencias. Dice  Edgar Poe (La casa de Usher): los objetos, en la noche, "irradian suavemente tinieblas". Las palabras murmuran. Todo oído sensible sabe que es un poeta el que escribe en prosa; que en un momento dado la poesía viene a dominar el sentido. En suma, en el orden de la audición, tenemos una inmensa miniatura sonora, la de todo un cosmos que habla en voz baja.


(…)


¡Pero qué lentitud meditativa habría que saber adquirir para que viviéramos la poesía interior de la palabra, la inmensidad interior de una palabra! Todas las grandes palabras, todas las palabras llamadas a la grandeza por un poeta son llaves de universo, del doble universo del cosmos y de las profundidades del alma humana.




La poética del espacio (1958) es una de las obras principales de Gaston Bachelard. No es un intrincado libro “de filósofo”. Más que escribir, habla. Lo hace de una forma natural, como el río caudaloso que avanza lento incorporando las fuentes que lo nutren. Habla, como indica el título, de la poética y de las metáforas del espacio. Un espacio donde se proyecta la imaginación, que nos sirve para preguntarnos sobre el mundo y sobre nosotros mismos. Habitamos nuestro cuerpo, la habitación donde estamos, la casa… el mundo todo extensión: conectados como el hilo al tejido. A la pregunta de Heidegger contesta Bachelard: sí… poéticamente habita el hombre.


 Gaston Bachelard et sa fille Suzanne. Vers 1935.
CAPHES, Fonds Georges Canguilhem, GC. 43. (D.R.)

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