14.10.18

La estructura profunda. Néstor Sanmiguel Diest: Presentes simultáneos.




 Amnesia
 Néstor Sanmiguel Diest, 2015
Acrilico, tintas y papel s. tela
200 x 300 cm




Las olas sin espuma viniendo lentamente, 
desde la eternidad repitiendo sin ruido
lo nunca.

¿Son de formas distintas?¿Qué son formas?
¿Son las revelaciones de otra imagen?

Un cielo se separa de este cielo:
las voces de unos ojos que vienen de lo gris.


 

La percepción de las cosas depende del punto de vista y de cómo se organice la información que recibimos. No siempre hay una clara diferenciación entre fondo y figura.[1] Aunque el fondo pueda tener existencia bajo la figura, y esté más alejado –y sin límites- respecto a nosotros como sujetos que miran, aunque la figura se defina por sus límites, hay veces como en el caso de estas pinturas, en el que no sabemos realmente que es una cosa u otra. O si acaso unas capas u otras puedan tener esas funciones siendo ambivalentes. Y esta ambivalencia también está presente como conflicto de sentimientos: hay –podemos decir- un plano que nos atrae, en el que nos sentimos cómodos, y otro que parece ser el umbral de una frontera y que nos repele.



Un cielo incendiado al borde del mar
 Néstor Sanmiguel Diest, 2016. 
Acrilico, tintas s. tela 
200 x 300 cm


Se pretende ocultar y nos incomoda y a la vez se nos muestra -como en un juego- aquello que parece ser el objeto de nuestro deseo: la definición de la forma oculta, como un asidero en el borde de la finitud frente al horror sublime de lo infinito. Eugenio Trías nos dice que, en el arte barroco, es la razón y no la vista la que comprende la estructura profunda: “mientras el sujeto visual se pierde en ese ilusionismo, el sujeto espiritual acierta a comprender la elipsis necesaria del artista y a prolongar lo que no está.”[2] Y que en este arte “lo presente está invadido y envuelto por lo invisible; lo finito, por un torbellino de infinitud”[3]




Dada en Marte
 Néstor Sanmiguel Diest, 2015  
Acrilico, tintas y papel s. tela 
200 × 300 cm


En este juego de ilusiones, entre la infinitud y el límite parece quedarse atrapada la mirada. Y esta trampa ante el ojo también atrapa el pensamiento y todo nuestro ser. Atrapados porque así lo queremos. Ante esto nos dice el poeta Bartolomé Leonardo de Argensola en sus Rimas publicadas en 1634[4]:

Porque ese cielo azul que todos vemos
no es cielo ni es azul. ¡Lástima grande
que no sea verdad tanta belleza!

 
Y es en esta frontera donde parecen situarse estas obras: como en los espacios barrocos. En aquellos -para Alfonso Rodríguez G. de Ceballos- el fin último era “sumergir al espectador en una atmósfera de ensueño que embriaga todos sus sentidos, enajenándolo en un espacio ilusorio contrapuesto y radicalmente distinto al de la vida cotidiana (…) el afán irreprimible de llenar todas las superficies, sin dejar reposo al ojo.”
[5]


Y sin embargo ¿de qué está compuesto este espacio ilusorio? es la vida cotidiana que se presenta más que como estrato, como velo. Ahora desciende la mirada hasta esos los más pequeños detalles, un fondo sin límites, zona abisal de los innumerables fragmentos temporales. Las astillas serán recogidas pacientemente y, por medio del arte, el pecio será reflotado ante nuestros ojos deslumbrados.
 
Estamos, desde el fragmento, ante un tiempo en toda su extensión. Hundidos en la delectación de un retener lo que puede ser, quizá aparentemente, lo más intranscendente. Cada uno de ellos como eslabones en una cadena de sucesos que se recorre hasta liberar el pensamiento de todo aquello que abruma y confunde: minucioso recogimiento, inmersos en la contemplación en la acción. Sumergidos en la estructura profunda.



…revelando cómo no son vocales ni  consonantes, para que el que las lea piense en algo vano, sino que son Letras de la Verdad que sólo pronuncian los que las conocen. Cada letra es un completo, como un libro completo

 





Julián Valle. Campillo de Aranda, octubre 2018




[1] Figura no está tomado aquí en sentido retórico. Será figura “lo que someteremos a una atención que implica un mecanismo cerebral elaborado de escrutinio local”. Groupe µ. Tratado del signo visual. Para una retórica de la imagen. Madrid: Ediciones Cátedra, 2010, p.59.
[2] Eugenio Trías. Lo bello y lo siniestro. Barcelona: Editorial Ariel, 2001, p. 169.
[3] ídem.
[4] Del poema de Bartolomé Leonardo de Argensola(Barbastro,1562-Zaragoza,1631)  A una mujer que se afeitaba y estaba hermosa.
[5] Alfonso Rodríguez G. de Ceballos. El revestimiento de yeserías en las iglesias pobladas (México) y el juego de un espacio ilusorio. En Ante el nuevo milenio: raíces culturales, proyección y actualidad del arte español. XIII Congreso Nacional de Historia del Arte, Vol. 2, Universidad de Granada, 2000, pp. 879-890.




Néstor Sanmiguel Diest_Presentes simultáneos

Del 5 de octubre de 2018 al 27 de enero de 2019
C/ Saldaña s/nº Burgos (Spain)
Telf. (+34) 947 256 550







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