El espacio interior del mundo. Xinghe, 星河 Víctor Bartolomé Rey







Xinghe 星河 nº15. Bartolomé Rey,2017. Óleo sobre tabla. 74 cm.

Hay en la pintura una forma de representar la realidad que parece estar libre de narraciones, pasiones o gestos. No se queda atrapada en la superficie de las cosas, en su aspecto más deslumbrante, y parece más interesada en el reconocimiento de las mismas: podría decirse que es una especie de tacto de la mirada. Es un proceso de re-conocimiento -como creo que es el caso de Víctor Bartolomé Rey.- que se desarrolla también durante todo el proceso de realización de la obra. Y parece como si todo este proceso, pintar, dibujar, sirvieran para fijar sobre una superficie plana y blanca, ya liberado de intencionalidad o pensamiento, el encuentro con el espacio interior del mundo. 

Y este acercamiento, el re-conocimiento, parece también una inmersión del pintor sobre lo representado que lleva a su disolución en el mismo. Esto es lo que hace el artista taoísta cuando pinta –por ejemplo- un tronco de bambú. Y mientras pinta, se liga a el a través del pincel, la muñeca y el brazo hasta ser todo uno. Dice el poeta, pintor y calígrafo chino Su Dongpo:
Antes de pintar un bambú tiene que crecer dentro de uno1

El resultado de este proceso es un arte que a pesar de su austeridad podría ser un contenedor insondable. Como la caja de resonancia de un instrumento, hueco y vacío: hecho para recoger todos los sonidos. Una concavidad que crearon las manos. Un cuenco para beber el agua del río.






Xinghe 星河 nº 1 Bartolomé Rey, 2016. Óleo sobre lienzo 120x89 cm

Como un río al encuentro de la inmensidad del mar. Al encuentro de la corteza de un árbol, de la superficie pedregosa y desértica de un suelo que parece no tener límites, inmerso en los bosquecillos de líquenes, y en la piel que acaricio. Y en esos lunares sobre la piel de tu espalda que son como salpicaduras de sombra. Atardece y los pájaros buscan refugio en las copas de los árboles.
Los árboles que se abren hacia las estrellas del firmamento y que parecen soportar todo ese peso con la robustez de su tronco.

Un árbol cósmico2 que vemos en Xinghe, 星河 -literalmente río de estrellas- la última serie de Bartolomé Rey, se convierte en un poema de Rilke, en hombre, en microcosmos vertical.

A través de todas las criaturas va un espacio único:
espacio interior del mundo. Los pájaros nos traspasan
en vuelo silencioso. Ay, yo soy el que quiero
crecer, miro hacia fuera, y en mí crece el árbol.3

Para Rilke son hombres como árboles, en un espacio que atravesamos y por el que somos traspasados. Árboles de Bartolomé Rey que son hombres que extienden los brazos, recortándose en una inmensidad celeste atravesada por la luz de las estrellas, en la noche. Árbol hombre, naciendo, semilla que se abre, colgada  en la inmensidad del cielo nocturno.


Julián Valle, Campillo de Aranda 6 de noviembre de 2017.









Xinghe 星河 nº 2. Bartolomé Rey, 2016.Óleo sobre papel. 41 cm






1 Dongpo, S. Cit. En Vacío y plenitud por François Cheng, Madrid: Ed. Siruela, 1993, p.65.
2 Si el templo es una imagen cósmica del universo, el árbol es uno de los elementos que configuraron los espacios sagrados más antiguos: aún vemos árboles junto a ermitas e iglesias cristianas, y en algunos casos con ejemplares que podrían superar en antigüedad a las edificaciones anexas.
3 Rilke, R.M. Antología poética. Madrid: Espasa-Calpe (Colección Austral) 1982, p.193.


XINGHE
星河

Galería Gurriarán      c. Argensola, 25 - 1ºc      28004 Madrid
noviembre-diciembre 2017
Inauguración: sábado, 18 de noviembre de 2017, a las 12:00h.
http://www.galeriagurriaran.com/                info@galeriagurriaran.com
Tel. 91 308 47 64  

 



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