10 junio 2016

Federico García Lorca y José María Hinojosa. Terror blanco, terror rojo.


Hinojosa con Lorca y Pardo entre otros en la Residencia de Estudiantes.

“...Otro poeta malagueño cuya muerte terrible no se ha mencionado entre nosotros.”
Luis Cernuda

 

Tres días separan la muerte en idénticas circunstancias de Lorca (38) e Hinojosa (32). A uno se lo llevó el Terror Blanco y al otro el Terror Rojo. Uno justamente recordado y el otro injustamente olvidado por sus compañeros de generación, excepto por Luis Cernuda.
José María Hinojosa Lasarte (Campillos, Málaga, 17 de octubre de 1904 - Málaga, 22 de agosto de 1936) fue un poeta español de la Generación del 27, introductor en España de la poesía surrealista. En 1923, junto a Manuel Altolaguirre y José María Souvirón edita la revista Ambos, con ecos del Dada, Expresionismo y Futurismo, y agrupando literatura, pintura y música, creación, crítica y traducciones. Codirector en 1929, junto con Emilio Prados, de la revista Litoral.

Durante un mitin de la Comunión Tradicionalista.


En agosto de 1932 es detenido tras el pronunciamiento de Sanjurjo por sus mítines en la Comunión Tradicionalista.
El 22 de agosto de 1936, José María Hinojosa, su padre y su hermano, así como Luis Altolaguirre, hermano del escritor Manuel Altolaguirre, y cuarenta seis detenidos más, serán fusilados ante la tapia del cementerio de San Rafael por un grupo de milicianos del ejército republicano que habían asaltado previamente la Prisión Provincial, como represalia por los bombardeos de los depósitos de la CAMPSA efectuados por la aviación franquista.
(Wikipedia)
(Por supuesto que no hubo ni detención legal, ni juicio previo)





CAÑADA

(A Federico G. Lorca)



Ladera
cubierta de hierba.

Arroyo
sin fondo.

Un lentisco
extiende sus ramas
en círculo.

El mirlo
se deja caer
con un vuelo rítmico
y clava su flecha negra
en un plano
verde, liso.

Retamas
de filamentos grises
erguidos.

Piedras
con moho amarillo.

Una cabra
y sus dos cabritillos
transponen el viso.

El silencio gira buscando un ruido.





Luis Rosales:...me han hecho como soy los que amé.



"A mí, en rigor, me han hecho como soy los que amé"
Luis Rosales ( (1910-1992)




LA TRASFIGURACIÓN

Siento tu cuerpo entero junto al mío;
tu carne
es
como un ascua,
fresca e imprescindible
que está fluyendo hacia
mi cuerpo, por un puente
de miel lenta y silábica.
Hay un solo momento en que se junta
el cuerpo con el alma,
y se sienten recíprocos,
y viven
su trasfiguración,
y se adelantan
el uno al otro en una misma entrega,
desde su mismo origen deseada.
Siento tus labios en mis labios, siento
tu piel desnuda y ávida,
y siento,
¡al fin!
esa frescura súbita
como una llamarada
de eternidad, en que la carne deja
de serlo y se desata,
se dispersa en el vuelo,
y va cayendo
en la tierra sonámbula
de tu cuerpo que cede interminablemente cediendo,
hasta
que el vuelo acaba y ya la carne queda
quieta, milagreada,
y me devuelve al cuerpo,
y todo ha sido
un pasmo, un rebrillar y luego nada.



De izquierda a derecha, Luis Felipe Vivanco, Luis Rosales, Rodrigo Uría, Dionisio Ridruejo, 
Pedro Laín Entralgo, Gonzalo Torrente Ballester y Antonio Tovar. Foto Nicolás Muller

¿Quién fue Ramón Sijé?

Miguel -en esta fotografía- está recitando un poema dedicado a su amigo Ramón en la plaza de Ramón Sijé de Orihuela en 1935. ¿Quién fue Ramón Sijé? me pregunto leyendo una noticia de un medio local: "En Orihuela, la concejala (C´s) Mar Ezcurra propondrá en el próximo pleno municipal recuperar el nombre de la plaza Ramón Sijé, actualmente Marqués de Rafal, y devolver así, “por justicia”, el nombre que durante cerca de 25 años tuvo."



José Ramón Marín Gutiérrez -Ramón Sijé- (Orihuela,1913 - 1935) fue un escritor, vecino de niño, amigo de Miguel Hernández, y admirador entusiasta de su obra poética. Compartieron ideales políticos y literarios: Ramón fue ferviente católico, defensor de la República y, al principio, compartieron ambos ideario falangista. 


Ramón busco editor en Murcia para la obra de Miguel Perito en lunas que el mismo prologó.
Miguel publicaría sus poemas en la revista El gallo en crisis (subtitulada libertad y tiranía) que fue un proyecto literario de Ramón Sijé que desde el catolicismo tenía una actitud crítica con la realidad del momento (1934-35) En esta revista publicaría también Luis Felipe Vivanco y Luis Rosales (que colaborarán más adelante en la revista literaria falangista Escorial) Ello sirvió para que Miguel Hernández conociera a José Bergamín que editaría su auto sacramental 'Quién te ha visto y quién te ve, y sombra de que lo eras'.


En 1935 la ideología de Miguel Hernández cambia de rumbo (en 1936 se afiliaría al Partido Comunista de España) y empieza su relación con el entorno de Pablo Neruda que le influiría para considerar su relación con Ramón como un lastre. En esa época comienza a colaborar con las Misiones Pedagógicas de la Institución Libre de Enseñanza. 


Cuando Ramón muere a los 22 años, el 24 de diciembre de 1935, de septicemia Miguel escribe en 15 días (acabada el 10 de enero de 1936) esta bellísima y doliente Elegía a Ramón Sijé, que aparece en su libro El rayo que no cesa en 1936.



Elegía a Ramón Sijé

(En Orihuela, su pueblo y el mío,
se me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
con quien tanto quería
.)


Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.


Alimentando lluvias, caracoles
Y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas


daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.


Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.


No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.


Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.


Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.


No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.


En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofe y hambrienta.


Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte
a parte a dentelladas secas y calientes.
 
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte
 
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de mis flores
pajareará tu alma colmenera
 
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
 
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
  Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
 
A las aladas almas de las rosas…
de almendro de nata te requiero,:
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

 
                                   Miguel Hernández, 10 de enero de 1936.