Las 52 grandes pinturas (3,45
x 3,15m.) sobre la historia de los
cartujos de Vicente Carducho que se muestran en el Monasterio
de Santa María del Paular, en Rascafría, en la Sierra Norte de Madrid, son una
joya. Este proyecto de "retorno" y el acondicionamiento de su
emplazamiento original son una Gran Trabajo -muy complejo- llevado a
buen fin. Todo queda para nuestro disfrute. La pintura se pone en la piel de
los personajes. Se respira una atmósfera que parece quedó atrapada en las
pinturas, como una ampolla de óleo que "obra el milagro", como un
transubstanciarse ante nuestros ojos. Quien intenta acercarse a este misterio
de la pintura sabe de que hablo: para ello ha sido -para el autor-es- necesario
un "proyectarse" en la obra hasta en sus mínimos detalles.
Y casi 400 años después nuestra mirada puede quedar "suspendida"....... sin entender.
"Los discípulos tenían multitud de preguntas que hacer acerca de Dios.
Les dijo el Maestro: «Dios es el Desconocido y el Incognoscible. Cualquier afirmación acerca de Él, cualquier respuesta a vuestras preguntas, no será más que una distorsión de la Verdad».
Los discípulos quedaron perplejos: «Entonces, ¿por qué hablas sobre Él?».
«¿Y por qué canta el pájaro?», respondió el Maestro.
El pájaro no canta porque tenga una afirmación que hacer. Canta porque tiene un canto que expresar.
Las palabras del alumno tienen que ser entendidas. Las del Maestro no tienen que serlo. Tan sólo tienen que ser escuchadas, del mismo modo que uno escucha el viento en los árboles y el rumor del río y el canto del pájaro, que despiertan en quien lo escucha algo que está más allá de todo conocimiento."
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