II
De tu amor y tu dolor nada queda.
Permanece la misma luz que se abre paso
como luz primera
iluminando la hierba en las calles silenciosas.
Desde este lugar te asomas cada mañana al mundo.
Y una sombra bajo la cal
dejó tu mano
donde - por siempre – se apoya
en el umbral de la puerta.
Miro atrás y las nubes quedan deshilachadas en tierra
avanza el canto de los pájaros
la oscuridad y la tormenta.
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